LOS PRIMEROS CLIENTES
Hasta el momento me han brindado algunos consejos sobre mi narrativa y la forma en la que escribo, poco a poco iré mejorando, lo prometo, ya di el paso más importante “empezar”.
Respecto a esto último, lo que más le debo a los primeros clientes es tolerar las críticas, las constructivas y las que no, ¿por qué digo esto?, porque sencillamente aprendes a apreciar el tiempo de las otras personas, si alguien te critica constructivamente, es porque se tomó un tiempo para escucharte y aconsejarte, de pronto es algo que no quieres escuchar, pero debes.
Un bootcamp del municipio hace unos 6 años, postulé una idea de hacer una aplicación antispam, también perdí pero la foto quedó como de conferencista.
Aquí para mí, viene un hilo muy fino, donde aprendí a diferenciar una crítica de una orden, todo esto depende de la autoconfianza que tienes sobre lo que sabes en un momento determinado.
Parte también es perder la vergüenza, perder el miedo a equivocarse en público o frente a un cliente, lo digo porque al inicio me avergonzó mucho hablar por el temor a equivocarme. Ahora me equivoco cada vez menos en los proyectos que voy ganando experiencia, y cuando lo hago, puedo manejar la situación de una mejor manera; aún así, si pierdo, ya no lo hago en la magnitud de antes, trato de siempre dar lo mejor de mí y hacer lo posible por obtener el mejor resultado.
Las personas sin criterio se ríen, otras se identifican contigo y te ayudan a salir de una situación desfavorable; a todo esto, ser sincero también me ha ayudado full, el cliente sabe cuando uno miente por si acaso, que no lo digan es otra cosa .
Cuando empecé, personalmente era muy vulnerable a las críticas y las tomaba como una orden, pongo un ejemplo para hacerme entender mejor:
– Cámbiale esa imagen a mi página, a mí me gusta el texto más grande y que ocupe todo el lugar, ¡mira el espacio que tienes ahí!
– Está bien lo cambio ahora mismo. ¿Así está mejor?
Creo que ahora me hice entender mejor. No tenía criterio formado para defender mi trabajo y llegar a un consenso, aquí juega mucho también el ego y autoconfianza que tenía en ese momento, puesto que no me sentía capaz de otorgarme toda la razón por “técnicamente saber más”.
Con el criterio que tengo ahora, digo, aveces lo correcto es irte en contra del cliente porque ya te ha pasado antes y si haces lo que el cliente dice puede ir pésimo, siempre es necesario llegar a un acuerdo. Cuando tengo dudas, siempre pienso que puedo estar equivocado y pido consejos a personas que según mi criterio conocen más o tienen más experiencia sobre un tema.
Para ganarme la confianza de los primeros clientes tuve que volverme casi su soldado y darles la razón en probablemente todo. Yo sé que muchos me criticarán en este punto, porque me dirán, <pero esto no es valorar tu trabajo >, <diles que no y punto >, <¿y tu tiempo?, no valoras tu inversión en la universidad >, etc. Con este escrito no pretendo ser una guía de emprendimiento, ni adornar los textos para quedar bien. Solo contarles lo que hice cuando estaba empezando, ustedes juzgarán , lo hecho, hecho está, para bien o para mal.
Ahora que lo pienso y poniéndome en los zapatos de ellos, hasta les doy el derecho de haberlo hecho, seamos sinceros, estaban contratando un novato sin experiencia, claro que cobraba poco, creo que eso también amortiguaba el hecho de que me toleren.
EL PRIMER CLIENTE
He trabajado desde muy temprano, mucho más cuando mi papá murió, pero no lo lean sad, es algo ya superado y con lo que a estas alturas empiezas a toparte con más frecuencia, familiares que se van adelantando. Mi papá tenía una imprenta, pero nunca me enseñó como administrar, le ayudé en sus últimos días, pero al momento de cobrar o algo así, me hacía a un lado, siempre había misterio para mí, me decía que eso eran cosas de grandes, era creo yo un instinto de sobreprotección, ya que nos cuidaba mucho. Si alguien es papá y lee esto, no lo hagan , nunca sabes cuando te puedes ir, me hubiera gusta mucho haber aprendido a cobrar bien, por consiguiente ya saben como lo aprendí: a las malas.
Considero que mi primer cliente formal eran las profesoras de una escuelita de mi barrio, las cuales me pagaban 50 centavos por diseñar una carátula para sus informes, arreglar sus excels y demás. Tenía quince años más o menos y para mi eso era mucho dinero, mi abuelito me había pagado un curso de diseño y yo estaba cosechando esa inversión que había hecho en mí, todo esto lo hacía en una computadora que había quedado de la imprenta de mi papá. Entendí más o menos como funcionaba el cobro por servicios, esto fue muy fácil ya que las y los docentes eran demasiado amables, además aprendí cada día cómo se debe tratar un cliente.
Desde ahí comencé a hacer carrera y conseguir recomendados; luego ya diseñaba para la iglesia de mi barrio, hacía los boletos de rifas y bingos, ahora que veo esos diseños no eran los mejores pero funcionaban y eso es clave “funcionaban”, era muy satisfactorio ver mi trabajo en las manos de otras personas, se siente una felicidad interior extraña, desde ahí hasta la universidad cachueleaba (hacía trabajos pequeños ), nada grande, siempre trabajos puntuales.
Luego en la universidad me pegué contra la pared, porque cuando les decía a mis amigos que hagamos algo y vendamos, el denominador común era <no tengo los conocimientos suficientes para hacer, mejor cuando nos graduemos, dediquémonos a estudiar mejor>, yo dentro de mí repetía, <pero yo ya he diseñado>, <será que estoy haciendo mal o peor aún será que estoy haciendo un daño vendiendo cosas mal hechas>, realmente dudaba mucho, sin embargo, seguía adelante, a pesar de todo, hasta que fundamos la empresa como les había contado en el primer escrito.
Realmente hacer una empresa no es difícil, lo complicado es mantenerse en el tiempo, tener un producto o servicio que vender, conseguir clientes; en mi caso a cada momento me preguntaba, ¿cómo conseguirlos?, ¿dónde encontrarlos?.
A la par no tenía una idea en ese momento que pueda cambiar nuestra realidad, esto me causaba mucha presión, puesto que en la universidad en las materias de emprendimiento de la ingeniería, nos enseñaban a que debes tener una idea o un producto y después, recién empezar, para que les voy a mentir, yo hice esto, totalmente al revés.
Hice proyectos a la par que conseguía clientes, busqué financiamiento necesario, probé muchos proyectos que fracasaron y ahora tengo una base de conocimiento más sólida e ideas que funcionan y son escalables. Puedo concluir que no existe un solo camino para un determinado fin.
Pero ¿por qué pasó esto?, mi teoría es porque estudié mi tecnología en diseño y ahí todo era para ayer, solo tenías tres años para aprender a trabajar y hacer todo práctico, además de que el mayor porcentaje de compañeros era mayor, yo estudiaba mientras todos ellos ya trabajaban y querían su propio negocio, ellos decían <por eso estudio, para dejar de trabajar para alguien más >, te contagian ese aire, creo firmemente que eres la energía de los que te rodean y viceversa. A la larga unos lo consiguieron, otros no.
Creo que ahí aprendí a perder el miedo, porque los profes, que son tu primera base, te aconsejaban qué hacer, porque la mayoría tenía sus emprendimientos personales, te explicaban desde la práctica y su experiencia, entonces con la venia de ellos, lo hacía, jaja.
El equipo solnus beta, con los que hicimos las bases de solnus, Nelson, Edison y Jonathan (izq-der). jajajaja tenía la cabeza deforme y Nelson era flaco, Edison engordó un poco.
EL PRIMER CLIENTE COMO SOLNUS
Hicimos un sistema de reserva de citas porque según yo era lo que mi ciudad necesitaba, en ese momento yo hacía sumas, multiplicaciones y pensaba que podíamos recaudar mucho, multiplicaba el valor por un número x de clientes y salía una locura el resultado, obviamente estaba muy equivocado, una idea no se la evalúa así, con sueños.
Pero como dije, aprendí a la brava, hice lo propio, salí a vender, a tocar puertas en todos los consultorios unos se me reían, otros me miraban con una sonrisa y me decían que no necesitan eso, i really feel that bro. ¿Con qué cara regresas y le dices al equipo que en lo que trabajaron tanto está mal? ni ca-gan-do.
Así que insistí como dos semanas golpeando puertas. Durante la espera es notorio que algo está pasando y claro, el equipo tampoco es bobo, obvio se dan cuenta y empiezan a dudar, pero a mi no me importaba, seguía recorriendo mientras repetía en mi cabeza <lo peor que puede pasar es que me digan que no>, también había comentado la idea con otras personas que me decían que eso no iba a necesitar nadie, otros que era una gran idea, en fin, comentarios y comentarios.
Esto tiene una explicación clara y es porque en nuestro estrato socioeconómico en realidad nadie lo necesitaba, esto lo entendí con el tiempo, en ese momento no con tanta claridad, esto es a lo que se le llama público objetivo.
Empecé entonces a visitar consorcios y edificios más grandes, hasta que por fin, alguien me hizo caso y adivinen, cerré mi primer contrato por 2500 dólares, creo que ese fue uno de los momentos más apremiantes, minutos después de ello me pidieron que les lleve el contrato para poderlo firmar. Yo ni sabía cómo hacer un contrato, jaja.
Consultando y consultando firmamos el contrato y giré mi primer cheque. Se siente buenazo porque regresas a la oficina sacando pecho y diciendo lo conseguimos y el resto diciendo <lo logró>.
Obviamente el primer cliente es el de la experiencia, creo que salimos tablas, pero en ese punto no me importaba, porque lo que me importaba, era que funcionaba.
EL SEGUNDO CLIENTE
Pensé que aplicando la misma estrategia iba a funcionar diez veces más, pero eso no pasó, no pude conseguir un cliente nuevo hasta luego de 3 meses, porque así es esto, hay condicionantes que te permiten surgir en un momento dado.
Creo que el segundo fue más difícil que el primero, sin embargo lo conseguimos, una página web para extranjeros, como sabía inglés, fue mucho más fácil entrar aunque este contrato ya solamente fue de 400, y otra vez empiezan las dudas existenciales, a veces le pegas a cosas grandes y otras veces no.
Con el tiempo nos fuimos estabilizando, la gente nos empezaba a recomendar y poco a poco fuimos ganando clientes, unos grandes, otros chicos, la mayor parte eran clientes chicos, eso a la larga no es muy bueno porque me llamaban a toda hora y no precisamente para contratarme por más cosas, sino para que les enseñemos algo o que aumentemos alguna función adicional y esto me hacía quemar mi tiempo, desgastarme y por ende, comerme mi ganancia.
Con el tiempo me di cuenta que debíamos irnos especializando en algo e ir estandarizando procesos que permitan escalar el negocio. Porque haciendo de todo un poco sin que tengas procesos definidos, en el largo plazo se vuelve un dolor de cabeza.
Ahora se puede decir que ya tenemos un proceso definido a seguir, para elaboración de marcas, páginas web y procesos de desarrollo más complicados. Con el tiempo se empieza a delegar responsables de las áreas de negocio más grandes y se empieza a escalar.
Finalmente mi moraleja de todo esto para ti es que uno forja su propio camino, que le funcione a alguien no quiere decir que te vaya a funcionar a ti también, no se ahueve, hable sin miedo, apréndase a callar cuando no le piden su opinión o cuando le están criticando, y aprenda a reclamar cuando algo es justo. También dale tiempo al tiempo y haz las cosas bien, luego esos clientes que alguna vez te dieron un trabajo pequeño te recomiendan con uno muy grande que ni te esperas.
Hasta aquí esta reseña respecto del título, más adelante hablaré de la diversificación de productos y servicios, y cómo esto para mí resultó insostenible en el tiempo, creo que vendría bien como secuela, cuéntenme qué es lo que quisieran conocer a detalle o pongan en sus comentarios qué tal su experiencia con sus primeros clientes.